lunes, 31 de julio de 2017

Tan iguales y tan cómplices

El gran dilema de la política partidaria de la actualidad es cómo presentarse como una alternativa opositora sin pertenecer al Frente de Unidad Ciudadana o a un partido de izquierda.

Con el agua al cuello.  El chiste de los patitos es muy viejo.
La mentada ancha avenida del centro parece estar en proceso de repavimentación y cerrada de inicio a fin.  Cómo se construye un discurso opositor a las políticas  del gobierno nacional y provincial que han desatado  el desempleo, la caída de la producción, el aumento de los servicios públicos, la caída del salario en relación a la inflación, cuando desde el parlamento se acompaña al ejecutivo con medidas tales como endeudamiento a plazos y montos siderales, pago a fondos buitres, retorno a las recetas del FMI y esperemos ver qué sucede con el arribo a las cámaras de la ampliación de la edad jubilatoria junto con la flexibilización laboral.

Es difícil mostrarse distinto cuando claramente se es tan igual, tan cómplice.  Las alianzas menos factibles hoy son realidad.  Massa / Stolbizer son ejemplo claro de estas alianzas estratégicas que nacen con los días de vida contados.  Ambos, por separado, han sido funcionales a las políticas del gobierno que sumieron al país en la crisis económica y social más grave de los últimos diez años.

Por otro lado, casi como una mueca cruel del destino Carrió, quien abandonó la mayoría de los espacios políticos posibles, una señora republicana que amenaza a diputados en plena sesión de la cámara, que abandona lo construido junto a Lousteau por su irrefrenable necesidad de protagonismo.  La candidata que ha sacado la menor cantidad de votos en las elecciones de la última década, postulándose al cargo que fuere, la denunciadora serial que prometía contenedores repletos de pruebas para vaya a saber que causa, la pitonisa que predijo que la Argentina importaría harina y carne durante los gobiernos de CFK, la misma que trato a Macri de ladrón y afirmó que le daría vergüenza que sus hijos viviesen en un país en el que el ingeniero fuese presidente, esa señora es la candidata de la Alianza Cambiemos.

Vidal y Macri se cargaron al hombro la elección ya que sus candidatos no dan el peso para la contienda.  La gobernadora con mejor imagen que el presidente y con menos mentiras de campaña de las cuales esconderse, ha salido a poner la cara por un candidato que no ha abordado ningún tema con buena puntería.  El presidente deambula por las provincias con un mapa físico político en el bolsillo para intentar dejar de  decir disparates.

El insípido Florencio (lindo título para un cuento de Dolina) y su discurso pendular que no termina de convencer a ajenos ni ajenos, ya que no se sabe candidato de que espacio es, sigue sin visibilizarse en las encuestas.


Todos parecen reaccionar a los movimientos al accionar de CFK.  Hoy es la ex presidenta la que marca el ritmo de la elección.  Pero falta, todavía falta.

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