Se avecinan una serie de medidas bien conocidas por estos pagos. Las famosas reformas estructurales del Estado a las que ya nos tiene acostumbrado el neoliberalismo y que fueron a fondo desde el gobierno del triunviro sangriento, el alfonsinismo, pasando por el mesías riojano y la debacle del gobierno de la Alianza.
El objetivo (disfrazado con promesas de crecimiento), la desregulación y apertura de los mercados. La Argentina abierta a la operatoria comercial del mundo que durante el kirchnerismo chavista se nos fue negada impidiendonos ser como nos merecemos históricamente y desde la óptica colonialista, el GRANERO DEL MUNDO, o por lo menos "el galponcito del fondo". Aumento de la productividad, apertura a tradicionales mercados y la mentada confianza financiera que como bendición del dios capital inundará los territorios australes, siempre que no gane CFK, como prueba de fe la ex mandataria debería ser encarcelada, borrada de los registros históricos y su nombre no podría ser mencionado so pena de castigo y persecución casi inquisitoria. Si gana CFK, minga de inversiones habrá.
Volviendo a las políticas de Estado, no debemos olvidarnos de las privatizaciones de empresas nacionales y el aumento indiscriminado del dolar que no genera inflación para los economistas seguidores del vehemente y berborrágico hijo de Chicago. La historia económica de nuestro país nos muestra que la teoría del derrame solo beneficia los intereses de los grupos de poder que le pegan un buen sorbo a la copa antes de que se derrame una sola gota y el ajuste pasa siempre por abajo.
Con la precarización laboral la recuperación de la actividad económica, no solo no resuelve el problema del desempleo, sino que lo profundiza. No se recuperan empleos en la misma proporción en que se pierden y los existentes se recienten en calidad. La mayor oferta de mano de obra acompaña la flexibilización y la pérdida de derechos básicos con sueldos a la baja.
Recordemos que para el señor presidente el trabajo es un "costo más" y para competir hay que bajar los costos. Estamos bajo el gobierno de un conjunto de empresarios. Lo sabíamos. ¿Qué se puede esperar de un burro más que una patada?
Mientras tanto la conducción de los trabajadores sigue sin aparecer. El último paro nacional lo forzaron los trabajadores tomando la calle y el palco. ¿Habrá quien defienda a la masa trabajadora ante la arremetida neoliberal o deberá el pueblo defender sus derechos sin intermediarios?
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