miércoles, 12 de julio de 2017

La tanqueta de la post modernidad.

Pareciera no del todo prudente sentarse ingenuamente ante las dos tanquetas de la posmodernidad. La televisión y las redes sociales disparan y “viralizan” imágenes, opiniones, información verdadera y falsa, sesgada, cargada de intencionalidad (diferente a la subjetividad) sobre la realidad política, social y económica del país (léase Buenos Aires y periferia bonaerense).
La política desde el multimedio.
Entre acaloradas y verborrágicas acusaciones hacia un lado y otro, personajes y personalidades de distinta procedencia, esputan un discurso cargado de porcentajes de las más variadas problemáticas sociales, sentencias previas a cualquier acusación o proceso judicial, mil y una opinión con pretendido carácter de verdad.  En consecuencia, temas como la inseguridad, la creciente desigualdad social, el desempleo, la pérdida de puestos de trabajo por cierre de fábricas, el incremento de comedores barriales para tratar de atajar el hambre de los pibes, la inflación, las paritarias a la baja, el endeudamiento externo, el incumplimiento de todas las promesas de campaña, la burla de los primeros brotes verdes y el segundo semestre, el crecimiento que no alcanzamos a percibir, etc., etc., etc., son ignorados o invisibilizados por la más maquiavélica maquinaria desinformativa.
Luego de dos años de gestión amarilla, los sectores más vulnerables de la sociedad se encuentra en una situación alarmante, donde 6 de cada 10 pibes son pobres, tomemos las variables que cada método quiera tomar, pobres.
La post verdad a ritmo de vodevil barato.
Pero la discusión se da en espacios no neutrales. En una simulada mesa de café en donde el odio gana a la razón y se mezclan con el dinamismo y ritmo televisivo, exuberantes mujeres, chistes de dudoso buen gusto, datos de económicos, el supuesto clamor de la calle, en síntesis, la biblia y el calefón.  Espacios en donde el que opina posee un claro interés político y se escuda en la supuesta culpabilidad del “otro” para fundamentar su verdad.  Sin darnos cuenta seguimos jugando el juego del poder, seguimos alimentado el monstruo que inventaron para asustarnos y dominarnos, “El otro”, “La Grieta”, el “Se robaron todo”.
Ahora llegan momentos importantes en la vida institucional del país.  Agosto y Octubre marcarán que proyecto de país queremos, el de unos pocos o el que nos incluya a todos.  

Antes de decidir intentemos descubrir quién nos está contando la realidad, cuáles son sus intereses y a quién responden.


Finalmente, miremos más allá de las marionetas mediáticas y descubramos quiénes están en el otro extremo de los hilos que las hacen parlotear.

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