martes, 28 de noviembre de 2017

Vayan a cobrarle a Perón.

General Arturo Rawson.
El 4 de junio de 1943 los Generales Arturo Rawson y Pedro Pablo Ramirez saludaban en Plaza de Mayo.  Luego de derrotar a las tropas leales al presidente que se habían atrincherado en la escuela de Mecánica de la Armada ingresaron a la casa de gobierno, para ese entonces Castillo ya se había retirado a Uruguay. 

El 26 de mayo de ese año Ramirez, quien ocupaba el Ministerio de Guerra del gobierno de  Ramón Castillo, se reunió con un grupo de dirigentes radicales para encabezar la  fórmula de la Unión Democrática con miras a las elecciones que se avecinaban.  Un grupo de radicales moderados proyectaban una alianza con el socialismo y el partido Demócrata Progresista entre otros sectores opositores al gobierno. Al enterarse de esta situación el Presidente le pide la renuncia el 3 de junio y esta parece ser la causa inmediata que desencadena un Golpe de Estado que se precipitó en  una reunión en Campo de Mayo de la que no participaron ni Farrell ni Perón.  Tanto Farrell como Perón serían luego quienes encabezarían las políticas más importantes del gobierno del GOU.

El del GOU fue un gobierno de facto que se diferenció de aquellos que lo precedieron y de los que lo sucederían por estar integrado casi en su totalidad por miembros de las FFAA.  Por primera vez, desde la consolidación del Estado,  el Ejército Argentino se presentaba como heredero del Ejército Independentista de San Martín.  Jhon William Coocke  diría más tarde que fue un Ejército que salió de los cuarteles para devolver las libertades cívicas, y volvió a ellos luego de cumplir su misión.

En octubre de 1943 Juan Perón convirtió el Departamento Nacional de Trabajo que dependía del Ministerio del Interior en la Secretaría de Trabajo y Previsión dependiente de la Presidencia, desde allí comenzaría a entretejer su relación con la masa trabajadora y con los gremios.  Para ese entonces la Confederación General del Trabajo se encontraba dividida en dos, por una lado, un núcleo duro de origen gremialista compuesto en su mayoría por trabajadores ferroviarios, y por otro lado, una CGT más relacionada con organizaciones político partidarias de origen socialista y comunista.  Los dirigentes sindicales no partidarios, fueron parte de los equipos de trabajo que redactaron las leyes laborales que promovía la Secretaria encabezada por Perón. Desde allí surgieron leyes como la de Protección a la Maternidad, la ley de Aprendizaje, el Estatuto de Obreros del Petróleo, la creación de la caja de jubilaciones para obreros y empleados de la industria y la de vacaciones anuales pagas,  entre otras.


Farrel y Perón.
Con la llegada de Perón a la vicepresidencia las viejas consignas sociales históricas que empezaran a tomar forma con el acceso a los derechos civiles de la masa trabajadora, avanzaron y comenzaron a fortalecerse . En consonancia, las industrias argentinas empezaron a ser lentamente protagonistas de las políticas económicas.  Daba inicio  de esta forma un período de redistribución  de la renta que se extendería hasta 1955 y que permitiría la consolidación del Partido Justicialista como único garante de los intereses de la masa trabajadora.

Como es sabido, un gobierno nunca puede representar los intereses de todos los sectores. La Argentina ha dado muestras acabadas de esto durante los diferentes procesos históricos por los que ha atravesado.  La profundización de las políticas sociales de Juan Perón generó en las elites tradicionales que  concentraban  históricamente el poder económico y político en la Argentina, una reacción que se convertiría en poco tiempo en un odio visceral conocido comúnmente como anti peronismo.



En junio de 1945 un importante grupo de organizaciones que nucleaban a dueños de empresas y comercios firmaron el “Manifiesto de la Industria y el Comercio” en el que se repudiaba el incremento de los sueldos.  Las tres asociaciones de propietarios de campos se sumaron a la industria y el comercio y cerraron posición frente a las medidas intervencionistas del gobierno para la comercialización de cereales, rebaja en arrendamiento de tierras rurales, expropiaciones y la sanción del Estatuto del Peón de Campo, una herida abierta en el seno de la oligarquía terrateniente argentina.


Como no podía ser de otra forma, al verse expuestos los intereses de las naciones centrales la reacción no se hizo esperar.  El 21 de mayo de 1945 la administración Truman nombra embajador de los EEUU a Spruille Braden en lugar de su predecesor Norman Armour.  La clara política anti sindical del embajador acompañada de su firme mandato de debilitar y desestabilizar el gobierno de Farell y Perón tuvo su cenit con la decisión de suspender el ingreso de embarques de oro al país en una clara iniciativa de bloqueo económico.


Los partidos liberales que representaban los intereses de las minorías acomodadas y conservadoras del país, se abloquelaron en una alianza partidaria denominada Unión Democrática.  A este concierto de partidos opositores se sumó en parte el Partido Comunista Stalinista y el Partido Socialista.

Braden o Perón sería luego la llave del triunfo para el militar.


La “Marcha por la Constitución y la Libertad” que encabezó la Unión Democrática reclamaba la renuncia del gobierno militar y el traspaso del poder a la Corte Suprema de Justicia.  La crisis política a la que se enfrentaba el gobierno del GOU precipitó las decisiones.  Perón renunció a sus cargos.  Su lugar como representante de los intereses de los trabajadores se reafirmaba con el decreto que aumentaba sueldos y salarios, implantación del salario móvil, vital y básico y la participación de los obreros en las ganancias.  El anuncio se había hecho frente a la Secretaría de Trabajo el 10 de Octubre y se convertiría en el embrión de la mística justicialista a través de la frase: Venceremos en un año, venceremos en diez, pero venceremos. (…)”.

La misma Corte Suprema había legalizado el golpe militar de 1930.

Perón fue arrestado el 13 de Octubre. La designación del vicealmirante Vernengo Lima llevo satisfacción a la metrópoli.  El embajador parecía haber logrado su objetivo.  Los intereses de los herederos del Pacto Roca-Runciman estaban a resguardo.  Preso el  “charlatán”, desaparecían todas las conquistas sociales. A cinco días del llamado a una huelga general y a las puertas del nacimiento de Peronismo, muchos, que no pudieron ver más allá de sus narices, se atrevieron a decir: “Ahora vayan a cobrarle a Perón”

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